Mi mejor versión
Hace 5 meses que pasaron dos eventos y medio en mi vida: uno de índole académico, otro de índole profesional y uno, en mucha menor medida, de índole emocional.
Durante los dos meses que estuve sin trabajar, pude centrarme por primera vez en mí: en mis pensamientos, en mi yo interior, en mis sentimientos y en mi corazón. Eso fue el inicio de mi periodo introspectivo, en el que me empecé a dar cuenta de que tenía que empezar a cambiar ciertas cosas, fundamentalmente en mi relación con los demás y conmigo mismo. En este tiempo, he estado reflexionando de manera concienzuda sobre si quiero pasar los próximos años igual que los casi últimos 41 (el próximo 20 de agosto los cumpliré). La vida es muy, muy corta para desaprovecharla y no perseguir lo que uno ama: sus sueños, sus inquietudes, sus virtudes, etc.
Durante mucho tiempo, he querido ser de nuevo aquel jovenzuelo lleno de energía, alegría e ilusiones, pero me he dado cuenta de que ya no puedo ser esa versión de mí, porque los años y la experiencia han cambiado mi percepción del mundo y de las cosas. Pero eso no significa que no pueda perseguir ser mi "mejor versión", aquella adaptada a las circunstancias y que bebe de la experiencia, el conocimiento y la espiritualidad adquirida; aquella que me acerque cada vez más a Dios y a la Virgen.
Sé que aún tengo un largo camino de introspección y discernimiento, pero también sé que lo conseguiré. Tengo unos amigos maravillosos, tanto los recientes como los que conozco desde hace algunos años (algunos como si fueran hermanos), también a la familia, y sé que Dios y Nuestra Madre, con su amor, guiarán mis pasos, aunque a veces no entienda el camino (o no sepa verlo). Y sobre todo, tengo una madre maravillosa que es mi gran apoyo en el mundo, que sabe entenderme, escucharme (y aguantarme, jeje) y que me demuestra día a día que me quiere con locura.
Muchas gracias a todos aquellos que me están acompañando, por privacidad no voy a nombrar a los que han sido más importantes, pues ellas ya lo saben.
Un abrazo!
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