El Agua de Nuestra Señora de Lourdes te cura el alma
Hola a todos! Como sabéis el pasado fin de semana visité con mi parroquia, San Rafael de Arnaiz, el Santuario de Lourdes (Francia). Una experiencia única y maravillosa, una experiencia que necesitaba para sanar por dentro ciertas cosas, un empujón en mi camino cristiano....
Muchos piensan que al llegar a Lourdes van a recibir un impacto místico de golpe... aunque no os miento, y allí se respira algo "especial", pero para tener la sensación completa es necesario vivir sus actividades: visitar la gruta y rezar a la Virgen, asistir a la procesión y rezo del Rosario internacional, visitar donde vivió Bernadette, beber el agua de las fuentes del manantial, las adoraciones, meditaciones y oraciones, etc. Lourdes es compartir comidas y vivencias con tu comunidad, nutrirte de las experiencias de los jóvenes y no tan jóvenes, mantener entretenidos a los peques durante 8 horas de autobús, ver como personas mayores hacen un Vía Crucis cuesta arriba, etc.
Quiero agradecer a todos mis compañeros de viaje y en especial a nuestro querido párroco por hacernos vivir una experiencia única y maravillosa. Por darme el impulso que necesitaba para continuar con algunas cosas y cambiar otras. Por recuperar esa ilusión que tenía cuando era más joven y que los años poco a poco habían enterrado en lo más profundo de mi corazón, pero allí estaba esperando a salir de nuevo.
Sé que no será fácil, sé que las dudas no desaparecerán de un día para otro, sé que habrá muchos momentos de fragilidad y debilidad, pero sé que cuento con la ilusión renovada por mi Fe y que algo pasó casi al final del viaje que para mí fue más que una señal, algo que guardo para mí y solo sabrán unos pocos, pues, quiero evitar cualquier tipo de frivolidad.
Para terminar os dejo una foto de la Virgen María en la gruta.
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa, Virgen sagrada, María,
te ofrezco en este día alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, Madre mía¡
Os deseo de corazón que abráis el vuestro como he hecho yo.
Un abrazo
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